04 Introducción al Nuevo
Testamento
Por Arturo Pérez
Por Arturo Pérez
Tema 4. Introducción al Nuevo Testamento.
En este
tema estaremos concentrados en el Nuevo Testamento no tan solo desde el punto
de vista teológico, sino como obra literaria, observando su contenido, viendo
de qué trata cada uno de los libros que lo componen.
I.
Significado de su nombre: “Nuevo Testamento”.
El “Nuevo
Testamento” es el nombre en castellano que se le da a la segunda parte de la
Biblia. El nombre viene de las palabras latinas Novum Testamentum, que a
su vez son traducidas del griego “h kainh diaqhkh“ (Je Kaine Diatheke) o “El
Nuevo Pacto”. La palabra griega diatheke se puede traducir como
“testamento” pero el sentido de la misma implica un convenio planteado por una
de dos partes y que tiene que ser aceptado o rechazado por la otra, entendido
que esta no puede cambiarlo; y que habiéndolo aceptado, ambas partes quedan
atadas conforme a los términos formulados en él.
Como “la
última voluntad expresada por escrito” es el mejor instrumento público de este
tipo, la palabra latina “testamentum” y en español “testamento” tiene sentido
para referirse al Nuevo Pacto o Diatheke.
Al llamar
a estos escritos “Nuevo Testamento”, se hace referencia entonces, a la
“alianza” o “pacto” sellado entre Dios y la humanidad. Este uso tiene su origen
en la convicción, expresada ya en textos como Lc 22.20; 2 Co 3.6 y Heb 9.15, de
que por medio de Jesús, y especialmente con su muerte, se había sellado ese
nuevo pacto o alianza que Dios había anunciado antiguamente (cf. Jer 31.31-33),
y que sustituía al antiguo (cf. 2 Co 3.14; Heb 8.13).
El Pacto
de Gracia.
El pacto
(diatheke) hecho por Dios, en el sentido utilizado en las Escrituras, no es un
convenio (suntheke), no es un “acuerdo” entre dos partes, sino más bien un
pacto del tipo “testamento” donde Dios expresa su inquebrantable voluntad al
hombre, y este puede aceptarlo o rechazarlo, pero no puede cambiarlo. Este
testamento o pacto de Dios promete que Dios mismo garantiza que será cumplido.
Por eso en palabras más breves, decimos que un pacto es “una promesa a la que
se interpone un juramento”.
Dios
prometió básicamente la siguiente idea: “Yo seré vuestro Dios y vosotros seréis
mi pueblo”. La esencia del pacto consiste en esta unión y comunión con el Señor.
Esta promesa se ve a lo largo de los pactos que Dios hizo con Noé, con Abraham,
con Moisés, con David y finalmente el Pacto del Nuevo Testamento, donde se ve
este “nuevo pacto” como el cumplimiento del pacto anterior (Luc.1:72;
Hech.3:25; 2Co.3:14; Heb.8:9 – 9:20).
¿Desde
cuándo se llama Antiguo y Nuevo Testamento a la primera y segunda parte de la
Biblia? Los primeros cristianos, como los demás judíos, utilizaban los escritos
sagrados del pueblo de Israel (lo que nosotros llamamos Antiguo Testamento),
que designaban con el nombre genérico de “las Escrituras” (cf. 1 Co 15.3), a
veces con la expresión más específica de “la ley de Moisés, los escritos de los
profetas y los salmos” (cf. Lc 24.44), o más brevemente como “la ley y los
profetas” (cf. Mt 5.17), y aun simplemente “la ley” (cf. Jn 10.34). Los
términos Antiguo y Nuevo Testamento solo empezaron a usarse a
fines del siglo II d.C. para designar los libros de la Biblia.
II. El
Contenido del Nuevo Testamento.
El
Nuevo Testamento (NT) está compuesto por veintisiete escritos redactados en
griego durante los primeros tiempos de la iglesia cristiana, es decir, durante
el periodo correspondiente, en setido general, a la segunda mitad del siglo I
d.C. (la mayoría de los libros fueron escritos del 50 al 95 d.C.) Estos
escritos, de dimensiones y formas literarias muy diferentes, han sido
considerados, desde su origen, como obras de autoridad religiosa superior a la
de cualquier otro libro. Todos estos escritos, directa o indirectramente, nos
hablan de Jesucristo, de su obra redentora y de las consecuencias de esa obra
en los seres humanos. Sin embargo, las maneras concretas de exponer estos temas
son muy variadas.
El NT,
como ya se ha indicado, es una colección de diferentes escritos. En las Biblias
actuales están agrupados según algunos aspectos comunes.
Los
Evangelios
En primer
lugar se encuentran los cuatro evangelios (según San Mateo, San Marcos, San
Lucas y San Juan). Todos ellos narran los principales acontecimientos de la
vida, la pasión, la muerte y la resurrección de Jesús, interpretados desde el
contexto particular de cada autor y de su respectiva comunidad.
- Mateo: “El evangelio para los judíos”. Es el que más alude a las profecías del AT cumplidas en Jesús, el Mesías esperado por Israel. Presenta a Cristo como Rey y enfatiza su ministerio como maestro.
- Marcos: El más corto de los evangelios, contiene una narrativa corta, rápida y dinámica. Está orientado a los gentiles, y se toma el tiempo de explicar las cuestiones judías que no fuesen fáciles de entender para los no judíos. Presenta a Cristo como siervo en acción obrando con poder.
- Lucas: Lucas y Hechos son dos partes de una misma obra. Lucas pone en orden la historia del Jesús y los eventos alrededor, recopilando datos de primera mano. También escribió para no judíos. Lucas enfatiza el amor del Salvador por las almas, al interactuar con todas las clases sociales, incluyendo la figura de la mujer como recipientes del amor de Dios.
- Juan: Este evangelio es muy diferente de los otros tres, dando una perspectiva especial de Jesús como el Mesías, el Hijo de Dios. Enfatiza de manera especial la deidad de Jesús.
Los
Hechos de los Apóstoles
Después
se encuentra el libro de los Hechos de los Apóstoles, que es una segunda parte
del Evangelio según San Lucas y se refiere a la difusión del mensaje cristiano
durante los primeros años de vida de la iglesia.
- Hechos: Después de los evangelios, Hechos completa la historia del Nuevo Testamento después de la resurrección y ascensión de Jesucristo y el ministerio del Espíritu Santo en medio de las primeras comunidades cristianas.
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