sábado, 20 de febrero de 2016

Un Chichiriviteño fue el pionero de la cinematografía Venezolana.



Clemente de la Cerda.


          Clemente de la Cerda fue uno de los cineastas venezolanos más prolíferos en cuanto a producción cinematográfica de la Venezuela contemporánea en el período 1964-1984. En el transcurso de esos 20 años, realizó un promedio de catorce películas entre largos y cortos de las cuales se destacan Soy un delincuente de 1976, -película que superó en Venezuela la taquilla de la hollywoodense Tiburón de Steven Spielberg-; Reincidente de 1977; Los Criminales realizada en 1982 y Retén de Catia de 1984. También dirigió en 1979 El crimen del penalista una película basada en el asesinato del abogado Carmona adjudicado al grupo parapolicial GATO comandado por el entonces jefe de la PTJ Manuel Molina Gásperi; Compañero de Viaje, basada en el libro del escritor Orlando Araujo y su última comedia Agua que no has de beber, también de 1984.


Clemente Felipe de La Cerda Martin nació en Chichiriviche del estado Falcón, el 13 de septiembre de 1935. Su padre fue un Mexicano que se enamoró de una holandesa en ese pueblito perdido de la costa y allí se instalaron hasta tener a sus primeros tres hijos de los cuales Clemente, el más enfermito, era el menor de sus hermanos. Pasaron algunos años y, un buen día viendo a un muchacho pescando "patarucas" decide que esa no es la vida que quería vivir, ni para él ni para sus hijos y supo entonces que tenía que salir de allí. Sus padres se mudan a Puerto Cabello y nacen sus últimos dos hermanos. Desde Puerto Cabello le es más fácil emprender su partida y, siendo muy joven, se muda a Caracas instalándose en Propatria. 



En esos tiempos frecuenta las zonas más pobres de las barriadas viendo y sintiendo de cerca la vida marginal a su alrededor, sus sufrimientos, las injusticias vividas por muchos mientras otros, más "afortunados", lo hacían de una manera radicalmente diferente. En el barrio 18 de octubre conoce a José Jiménez. Para José, una cara nueva aparecía en la padilla; era la de Clemente, el tímido jóven venido de Puerto Cabello. Hacen sinergia enseguida y juntos se ponen a estudiar en 1962 en el Instituto Venezolano de Estudios Cinematográficos IVEC, a cargo del actor Luís Salazar, compartiendo actividades de luchas sindicales y activismo político. Después pasa ocho meses de su vida dedicados al estudio de teatro en la Universidad Central de Venezuela con el reconocido profesor Humberto Orsini. Realiza algunos cursos de Artes Plásticas en la Cristóbal Rojas mientras los alterna con trabajos en el estudio de televisión Televisa -actual Venevisión- como técnico y ayudante de cámara. Su esfuerzo se nota enseguida y consigue escalar posiciones dentro del canal hasta llegar a ser director de programas musicales y telenovelas como ‘La telenovela criolla' que protagonizó en aquel momento María Escalona y Américo Montero. Luego la llegada del VTR (Video tape récord), se abren nuevas perspectivas en la carrera de Clemente de La Cerda quien opta por dejar de lado la televisión e incursionar en el mundo del cine haciendo cuñas publicitarias y cortos experimentales.



A finales de los años 50 funda una pequeña productora -Neocine- con la que comienzan sus arduos intentos de producir cine nacional al lado del director de fotografía y su gran amigo José Jiménez; realmente lo que deseaba hacer. Al mismo tiempo, hace vida política de izquierda y continúa con las cuñas publicitarias e institucionales. Al comienzo fue muy duro, pero con su insistencia logran mantenerse a flote. Justamente por esos días, cuenta su amigo José, Clemente ve a un muchacho repartidor de dulces en plena faena y su ojo no lo engaña. Seguro de que Orlando Zarramera entraba exactamente en el perfil que buscaba le plantea trabajar con él. Orlando paso a ser protagonista no sólo de la película más taquillera de Clemente, Soy un delincuente, sino también de sus otras creaciones cinematográficas que realizó en el transcurso de su corta y prolífera vida.


En 1964, fue contratado para realizar su primer trabajo cinematográfico Isla de sal, una película destinada a promocionar los artistas populares Simón Díaz y Lila Morillo en la que ya desarrollaba una inclinación por reflejar los conflictos y diferencias existentes entre lo rural y lo urbano; el padecimiento de la clase menos favorecida quien sufre las injusticias de la vida humana. Ese mismo año trabaja en Rostro Oculto su primera película como autor independiente junto al joven actor Miguel Ángel Landa. Buscando aquí y allá el dinero para lograr su empresa se asocia con el potentado Samuel Roldán y el escritor y guionista Mauricio Odremán. 

En 1974 gana el Premio Municipal por el cortometraje documental Cahuramanacas, una ciudad cualquiera de América Latina, permitiéndole que su nombre sea tomado en cuenta para futuros patrocinios. De La Cerda disuelve Neocine para establecer una nueva productora que llama Proyecto 13, empresa que recibe un crédito de gobierno con el que logra desarrollar su más impactante obra.

En 1980 Clemente de La Cerda recibe su segundo Premio Municipal de Cine por la obra Compañero de Viaje, escrita por Orlando Araujo y adaptada entre él, Araujo y Rodolfo Santana. A pesar de la condición paupérrima del cine nacional y la falta de apoyo legal y gubernamental, existían muchos que con las uñas continuaban con sus sueños. En 1982 dirige Los criminales, una película basada en una obra de Rodolfo Santana que directa, precisa e intensamente denuncia las mezquindades de los nuevos ricos venezolanos a partir del segundo boom petrolero.


Clemente quería llegar a un cine de gran carácter poético, dimensionar el paisaje venezolano y el paisaje urbano, nuestro, con fuerza y con una expresión muy elevada.


Fotografias cortesia Diana de la cerda.



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