Simón Bolívar en
Chichiriviche
Avanzada a través del largo camino sudamericano.
Luego de
finalizar las campañas sureñas y propiciar su afán de regresar a la Patria,
ante la llegada de noticias del descontento que reinaba en Venezuela a causa de
la proliferación de tres partidos políticos (pardócratas, monárquicos y
demócratas) y de las ideas antipatrióticas del general José Antonio Páez, Simón
Bolívar partió de la ciudad de Lima (Perú) el día 4 de septiembre de 1826. Al
embarcarse en el puerto de El Callao llega a Guayaquil para entrevistarse con
los coroneles paecistas Urbaneja e Ibarra y desde allí continúa hacia Quito
(Ecuador).
El 5 de
octubre sale para Bogotá (Colombia). El 25 de noviembre sigue la ruta hacia la
Villa del Rosario (San José de Cúcuta, Colombia) donde ordena tomar medidas
para reclutar tropas y continuar el avance. Entra a Venezuela el día 29 de
noviembre por el río Zulia y llega a los Puertos de Altagracia, en el lago de
Maracaibo, donde está su fiel amigo el general Rafael Urdaneta a quien le
entrega ese departamento mediante un decreto que ordena a los realistas pasar a
las órdenes patriotas. Bolívar durante todo el trayecto recibe emisarios que le
informan confusamente acerca de las artimañas políticas que ocurren en Caracas,
Valencia y Puerto Cabello.
Bolívar en tierras de la
provincia de Coro.
Al
iniciar Bolívar el recorrido en bestias y carretas por las áridas, ardientes y
desoladas tierras corianas atravesó la zona de Mene de Mauroa y llegó a la
localidad conocida como Casigua donde fue recibido por el comandante militar
del cantón de Casicure, capitán Pedro Rodríguez.
Al día
siguiente, siendo 21 de diciembre, el Genio de América y la comitiva realizan
su llegada al pueblo de Borojo. Allí les preparan una rumbosa fiesta campestre
donde hacen acto de presencia numerosos músicos locales que le dan ambiente al
momento y Simón sale a bailar con una joven muy linda, de nombre Josefa, mejor
conocida como la catira Terán (única hija de Tomasa Terán). Según la tradición
oral, el brindis fue de vino casero.
Al llegar
al pueblo de Capatárida el Libertador descansa por breves horas en la casa
propiedad de los esposos don Basilio Mavare y doña Valentina Álvarez, ubicada
en la hoy llamada calle Bruzual. Todas estas tierras se encontraban desoladas.
Los campos lucían empobrecidos dado el caso de que los pocos rebaños de ganado vacuno
habían sido utilizados para la manutención de los soldados o para venderlos en
las islas de Aruba y Curazao a cambio de armas de guerra.
Los
viajeros avanzan el rumbo desde Zazárida y llegan al hermoso paraje de Mitare a
las cinco de la tarde donde los tranquilos habitantes, entre ellos el
maracaibero Bernardo Bocanegra y familia, rebosan de júbilo ante la presencia
de tan preciados líderes de la independencia. A la comitiva oficial se sumó, en
el sitio conocido como Algodones, el destacado jurista mitarero licenciado José
Inocencio Gil, amigo de añeja data del ilustre visitante.
Cuando el
Libertador desmontó su caballo en Mitare amarró la bestia a una mata de cují.
Durante un agasajo en su honor Bolívar volvió a hacer gala de sus sentimientos
y galanterías al proponerle a la muy dulce joven María Encarnación Sánchez
(Conchita Sanchito) bailar con ella, para lo cual solicitó a José de las Nieves
Lugo (un muchacho de apenas dieciséis años de edad y director de los músicos)
que ejecutaran piezas más rápidas y alegres ya que solo entonaban canciones de
ritmo suave. El inmueble donde fue realizada la fiesta está ubicado al norte de
la actual plaza Bolívar y pertenece a la sucesión de doña Catalina Miquilena.
A primera
hora de la mañana del día 23, al haber saboreado el exquisito “cache” (café)
mitarero, los viajeros tomaron el camino real que conduce a Santa Ana de Coro.
Esa ciudad que ostentaba el aristocrático título de noble y que para la fecha
se caracterizaba por su marcada adhesión y lealtad a la corona española merecía
la presencia de Bolívar. En efecto los caminantes llegaron a Coro al ocultarse
el sol. El Libertador pernoctó en la hermosa casona conocida como el Balcón de
los Sénior, cuyos dueños iniciales fueron Lucas del Ciervo y su esposa Salomé Tellería.
De la noble doña se afirma que pronunció tentadoras palabras de admiración al
Libertador. Bolívar había sido recibido gratamente en La Quebrada de Coro,
ubicada en la entrada occidental de la localidad. Se afirma que para ello fue
armado un carruaje tirado por caballos, denominado El Carro de la Gloria, donde
fue paseado el visitante.
Es
momento en que nuevamente en la historia del Padre de la Patria por los caminos
corianos salen a relucir otras bellas mujeres. Se trata de las gentiles
señoritas Garcés y Manzano quienes caminaron al lado del carruaje de Bolívar
hasta llegar a la iglesia catedral coriana donde fue oficiado un Te Deum.
Por
espacio de dos días Santa Ana de Coro ovacionó al ilustre personaje. En la
ciudad el Libertador tuvo necesidad de leer la proclama que el general José
Antonio Páez había escrito el día 15 y que fue llevada a Coro vía Curazao,
donde hacía saber a los moradores que Bolívar haría acto de presencia en las
tierras Caquetías como simple y común ciudadano. Por tal motivo, con actitud
enérgica, nuestro héroe escribió una carta a Páez y otra al general Rafael
Urdaneta, sostuvo conversaciones con personalidades ligadas al quehacer
político patriota, impartió órdenes a las autoridades civiles Borras y Hermoso,
recibió a oficiales del ejército, concedió audiencia a representantes de la
sociedad coriana y conversó con los comerciantes.
La marcha itinerante continuó hacia Cumarebo, lugar donde el Libertador
pernoctó la Nochebuena de Navidad. Luego cabalgó hacia Píritu, Mirimire, Capadare
y Chichiriviche, donde un bergantín
estaba a la espera para el traslado hasta el puerto de Tucacas.
Simón
Bolívar en pueblo de Tucacas al enterarse de serios informes acerca del estado
litigioso que estaban presentando las minas de cobre de Aroa que eran propiedad
de él y permanecían a cargo de su hermana María Antonia. Tales posesiones se
encontraban en peligro ante los continuos pleitos y fuertes discusiones de
María Antonia con la familia Sagarzazu, a quienes Bolívar llamó vizcaínos.
Bolívar pernoctó en Tucacas el día 30 de diciembre en un humilde aposento
propiedad de dos pescadores curazoleños a quienes llamaban Los Tinitos. Estos,
al unísono con los demás negros holandeses, tocaron tambor hasta el amanecer.
Tal rancho se encontraba edificado en el mismo lugar donde hoy está levantada
la plaza Bolívar.
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ResponderEliminarme encanto sobre manera este articulo al llegara casa me coloco en mi pc gracias
ResponderEliminarExcelente hallazgo este artículo. Mi nombre es Reinaldo Gómez. Felicitaciones.
ResponderEliminarQuedé fascinada ! Viva el libertador !🙌🏼♥️🇻🇪
ResponderEliminarTe felicito por este texto muy explícito. Me Nutri de este contenido. Gracias
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