OBSERVACIONES
SOBRE LOS ALREDEDORES DE CHICHIRIVICHE EN 1935 (VENEZUELA). Dr.
Carl Wiedenmayer.
Recopilación: Profe. Frank Jhonattan Weffer
Resulto bien interesante el conocer y saber que
existen tantos datos sobre Chichiriviche, pero que por alguna u otra manera los
ciudadanos y ciudadanas que vivieron y viven no hayan podido gozar de tales
informaciones, los datos que en este extracto escrito se encuentran, nos da una
idea bien precisa sobre lo que era Chichiriviche en los años de la década de
1930.
Los siguientes datos fueron tomados de una
publicación denominada: ACTIVIDADES GEOLÓGICAS DEL DR. CARL WIEDENMAYER
(1897-1951) EN EL ESTADO FALCÓN, Franco URBANI, Max
FURRER, José Antonio RODRÍGUEZ & Pierre SODER, perteneciente a la UCV, Escuela de Geología, Minas y Geofísica,
Caracas 1053ª, Lagovén S.A., Laboratorio de Geología, Caracas 1041, Funvisis,
El Llanito, Caracas 1070 y Naturhistorishes Museum, Basel, Suiza.,
respectivamente.
En
la Biblioteca del Instituto de Geografía de la Universidad de Basilea, Suiza,
uno de los autores (F.U.) pudo localizar un manuscrito inédito de Wiedenmayer.
La misma muestra que simultáneamente a sus detallados trabajos de cartografía
geológica, tenía espacio para otros aspectos de las ciencias naturales. Una
traducción libre del alemán por otro de los autores (M.F.) se reproduce a
continuación:
Andando
por las inmediaciones de Chichiriviche uno se ve forzado a darse cuenta de que
estos parajes son muy interesantes y que los mismos merecen ser preservados.
Esencialmente dos elementos sobresalen en el paisaje costero:
1)
La fila de los cerros de Chichiriviche, los cuales forman una mesa de calizas
masivas que llegan hasta el mar, con maizales y chozas pobres. Andando hacia el
norte la mesa de calizas alargada horizontalmente y sin interrupción,
desaparece de repente sin ninguna continuación.
2)
La llanura arenosa y salinas, que se encuentra en el interior de la localidad
casi a nivel del mar, con poca hierba (apenas suficiente para alimentar a
pequeños rebaños de burros, vacas flacas, ovejas y cabras). Más tierra adentro,
se observa la multiplicación de los matorrales espinosos mezclados con cactus.
Ubicados
en el cerro, abarcando con la vista hacia la llanura de Chichiriviche o
recorriendo la misma, el observador puede darse cuenta que ella es de formación
cuaternaria y reciente. El canal de Cuare localizado al norte de la meseta de
calizas, es un brazo ciego de mar, en el cual actualmente no desemboca ningún
río de importancia, constituyendo el remanente de un golfo anteriormente más
extenso.
Al
observar la línea costera, se entiende el proceso de su desarrollo. Al noroeste
de Chichiriviche se extiende una costa arenosa, casi recta, equilibrada y baja,
cuya monótona uniformidad vence totalmente al viajero. Hacia el sur, el cuadro
es completamente diferente: la emergencia de la formación de caliza dura entre
la bahía de Chichiriviche y la de Tucacas, se levanta y se transforma tierra
adentro en el sistema montañoso de Matatere (así llamado por el geógrafo
Sievers), el cual es un sistema montañoso parecido al Jura suizo en muchos
aspectos.
Esta
formación aflorante es un elemento importante que resistió fuertemente los
procesos morfológicos del equilibrio costero, es decir a la tendencia al
desgaste que tienen las costas salientes hacia el mar depositándose el material
en bahías. A priori se debe aceptar que las sabanas arenosas con sus
extensos pantanos de agua salada (salinas) formaban parte del mar hace poco
tiempo.
El
acantilado en el norte del cerro de Chichiriviche se reconoce inmediatamente
como antigua línea costera, de lo contrario esta forma de erosión no tendría
explicación. En un tiempo la Punta de Chichiriviche fue el extremo de un
promontorio que se prolongaba ampliamente dentro del mar; la anexión del actual
terreno al norte ha cambiado la situación. El material del relleno fue traído
principalmente por el río Tocuyo. Sin embargo según se puede comprobar este río
cambió desde el Cuaternario, perdiendo fuerza. Probablemente su desembocadura
en el mar se dividía en varios brazos deltaicos (sobre esto hablaremos más
posteriormente). Hoy día no existe una conexión entre Chichiriviche o Cuare con
el Tocuyo mientras que anteriormente probablemente existía.
El
proceso de relleno del río Tocuyo fue interrumpido. Esto constituye la razón
por la cual el canal de Cuare se preservó como una "bolsa ciega" (se
presume que en diferentes lugares es bastante profundo). El relleno de estas
aguas al sur de Chichiriviche continúa, sí bien muy lentamente, existiendo
formaciones de corales y manglares las cuales facilitan el trabajo de la naturaleza.
Los corales actúan de rompeolas, mientras que en las aguas tranquilas se hace
posible el crecimiento de los manglares, puesto que hacia el mar abierto esta
vegetación no puede resistir.
Los
corales aparecen en el extremo sumergido del cerro Chichiriviche y además en
línea recta hacia el norte, una corriente marina se mueve a lo largo de la
costa. Por lo tanto la larga línea de arrecifes de coral está situada en el
límite entre la corriente y las aguas tranquilas. Detrás del arrecife, los
animales sedentarios dependen de la corriente que les trae alimentos. En la
bahía propiamente dicha aparecen solamente algunas pocas y débiles colonias.
Con respecto a los manglares, estos géneros de plantas de las aguas costeras
tropicales son fisiológica y morfológicamente interesantes, son los puertos de
avanzada de la tierra firme. Por eso son importantes reteniendo y consolidando
al mismo tiempo a las algas, barro, arena y ostras, con la ayuda de una red de
raíces, las cuales actúan como filtro, así como otras raíces que como zancas se
levantan del agua o del barro, para recibir aire.
Con
respecto al crecimiento progresivo de los manglares fuera de la costa, los más
distanciados de la misma tienden sucesivamente a sofocarse y morir en la arena
seca. En la Sabana se encuentran restos de la anterior existencia de manglares,
con su ayuda se puede medir el proceso del retroceso del agua.
Dice
la gente de Chichiriviche que hasta hace poco los pantanos de manglares que
están atrás del pueblo, se encontraban separados de la bahía solamente por una
delgada barrera de arena, a través de la cual pasaba el agua en momentos de
marea alta. La bahía se lleno más rápidamente cuando una corriente retrógrada y
las olas del norte del pueblo (donde se encuentran las primeras palmas) transportaron
arenas al interior de la bahía.
La
salina probablemente se formó anteriormente en el fondo de la bahía. Esta
fluctuación de la costa arenosa es un fenómeno que se puede seguir: detrás de
nuestra oficina que se encuentra cerca del mar, cada vez que regresamos del
campo ha cambiado la forma y el sitio de la orilla (variaciones de cerca de 5
metros, una vez más, otras menos).
Con
respecto a las sabanas se puede decir que este terreno, especialmente en la
parte sur, todavía tiene un carácter bastante acuático. En la temporada de
lluvia, 4/5 del área están cubiertas de agua salada, de manera que, por
ejemplo, con una canoa se puede ir directamente al pueblo desde los pantanos de
manglares. Sin embargo, en verano el terreno se seca excepto por unos charcos
más o menos grandes. El suelo centellea por los pequeños cristales de sal o se
forma hasta una capa blanca de la misma.
En
forma figurada se puede decir que la marea de los manglares es algo bastante
particular. Por ejemplo, si uno vá por canoa a lo largo del canal de Cuare, en
una trayectoria de más o menos 4 Km no se ve una verdadera orilla, solamente
hay muy pocos sitios donde se puede desembarcar, y hasta en esos lugares uno
tiene que vadear descalzo y através del barro; existen unos pocos desembarcaderos
artificiales cortados con machetes.
Dentro
de los pantanos de manglares hay muchos canales e islotes y es muy difícil
orientarse, y más por el cambio de situación en las diferentes temporadas. La
gente de Cuare tiene sus atajos para llegar a Chichiriviche. Bastante peculiar
es la imagen de una almena en la cuesta del Cerro de Chichiriviche. Es un
matorral tupido y con lianas donde no es fácil llegar a un buen punto. La
tierra es completamente plana al pie del espectador, contándose con superficies
acuáticas claras, que se ramifican abarcando muchos islotes, siempre
acompañadas de manglares de color verde claro o arecido al gris. Ningún árbol o
cualquier cosa se pone de relieve; hay planos arenosos claros que
frecuentemente no se pueden distinguir del agua, y finalmente todo se pierde en
el vaho titilante de las sabanas.
Un
área de manglares semejante, más hermosa y encerrada es la que llena la bahía
de Tucacas. Yo he visto el área solamente una vez atravesando el cerro, y por
ende puedo hablar sobre esto solamente de forma general. De esta región yo pude
tener una maravillosa vista desde un maizal en lo alto del cerro donde la selva
está talada. Viendo estos "Mil Islotes" se piensa en viejas historias
de piratas y la India, las cuales formaban nuestra lectura en la secundaria.
Sería una guarida ideal, Pero no divaguemos: La línea exterior de los islotes
se reconoce desde lejos como una formación de corales. Otra vez estas funcionan
como rompeolas para los manglares que van creciendo atrás.
De
los innumerables islotes solamente algunos muestran tierra firme; a menudo
solamente son islotes de matorrales. Si uno dirige la vista desde un punto a
nivel del mar hacia el pie del cerro, se obtiene una impresión muy confusa y
sólo si la iluminación es buena, como ocurre en la mañana o por la tarde, se
puede observar que los manglares están arreglados unos tras otros en diversos
bastidores. Durante el día, viajando por bote se nota que aquí y allá se abren
canales y aparecen islotes. Es probable que raramente se pueda abarcar de una
sola ojeada, una región de manglares tan perfectamente distribuidos como ocurre
desde el Cerro.
Ahora
un poco sobre la desembocadura del Tocuyo. Como se ve en el croquis este río
desemboca enteramente sin formar un delta. No se presenta ningún rasgo de este
tipo, aunque en la temporada de las lluvias el río arrastra enormes masas de
barro y madera. Esto sucede porque el río no tiene mucha fuerza y por la
orientación de la corriente marina y el viento, perpendicular a la línea costera.
Debido a la corriente marina hacia el noroeste, el barro crea en el mar una
zona amarilla turbia que llega hasta San Juan de los Cayos. Igualmente los
enormes depósitos de madera se mueven naturalmente en la misma dirección a lo
largo de la playa.
Tierra
adentro uno encuentra aguas peculiares, los llamados caños. Probablemente son
profundos canales acuñados, los cuales no contienen agua corriente, excepto tal
vez y muy débilmente en la temporada de las lluvias (dicho sea de paso estas
aguas tranquilas y perdidas rebozan de caimanes). Sin duda tales canales han
podido formarse solamente por una corriente. Usualmente nadie sabe como se
originan estos canales, posiblemente sean antiguos pantanos del Tocuyo.
Inmediatamente
al oeste del pueblo empieza la selva densa que hace difícil la observación.
Hacia la misma desaparecen discretamente, sin duda estos caños juntos con el
Tocuyo, pertenecen a un sistema deltaico en cierto sentido comparable a los
caños del Delta del Orinoco. El Caño del Estero nos permite durante la
temporada de las lluvias, llegar por canoa a la proximidad del Blanquillo (el
almacén de maquinaria de nuestra compañía) a través de las salinas hasta el
canal de Cuare, o hasta los manglares de Chichiriviche. La gran salina donde
desemboca el Caño del Estero, con nivel de agua medio es probablemente grande
pero muy somera.
Hasta
la mitad se puede llegar con un barco de remos. A caballo se puede todavía
llegar más lejos. Estos planos de agua parecen aislados y sin vida, a pesar de
la gran cantidad de garzas, pelícanos y otras aves acuáticas retozando en
ellos.
Se
puede presumir que en el pasado una parte de las aguas del Tocuyo pasó por el
Caño del Estero a esta salina, o más bien hasta la bahía de Cuare. De estos
caños existen y han existido más, sin embargo durante mi estadía en la presente
área de pantanos estas preguntas se contestaban con dificultad.
En
el cerro de La Misión (continuación occidental del Cerro de Guache), se
originan muchos arroyos, pero muy poca agua llega al Tocuyo, ya que
probablemente se pierde en los caños. De todo esto resulta que hace tiempo el
Tocuyo también tenía una desembocadura deltaica, pero hoy día este sistema está
muerto. La razón todavía no se conoce. Posiblemente este río tenía más agua en
el Cuaternario, porque había más precipitaciones. Esto me parece plausible, o
se trata de un cambio del nivel de base de erosión, un hecho que en esta región
no se puede descartar”.
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