martes, 9 de febrero de 2016

Encuentran documento que describe a Chichiriviche en 1930



OBSERVACIONES SOBRE LOS ALREDEDORES DE CHICHIRIVICHE EN 1935 (VENEZUELA). Dr. Carl Wiedenmayer.



Recopilación: Profe. Frank Jhonattan Weffer 

Resulto bien interesante el conocer y saber que existen tantos datos sobre Chichiriviche, pero que por alguna u otra manera los ciudadanos y ciudadanas que vivieron y viven no hayan podido gozar de tales informaciones, los datos que en este extracto escrito se encuentran, nos da una idea bien precisa sobre lo que era Chichiriviche en los años de la década de 1930.

Los siguientes datos fueron tomados de una publicación denominada: ACTIVIDADES GEOLÓGICAS DEL DR. CARL WIEDENMAYER (1897-1951) EN EL ESTADO FALCÓN, Franco URBANI, Max FURRER, José Antonio RODRÍGUEZ & Pierre SODER, perteneciente a la  UCV, Escuela de Geología, Minas y Geofísica, Caracas 1053ª, Lagovén S.A., Laboratorio de Geología, Caracas 1041, Funvisis, El Llanito, Caracas 1070 y Naturhistorishes Museum, Basel, Suiza., respectivamente.

En la Biblioteca del Instituto de Geografía de la Universidad de Basilea, Suiza, uno de los autores (F.U.) pudo localizar un manuscrito inédito de Wiedenmayer. La misma muestra que simultáneamente a sus detallados trabajos de cartografía geológica, tenía espacio para otros aspectos de las ciencias naturales. Una traducción libre del alemán por otro de los autores (M.F.) se reproduce a continuación:

Andando por las inmediaciones de Chichiriviche uno se ve forzado a darse cuenta de que estos parajes son muy interesantes y que los mismos merecen ser preservados. Esencialmente dos elementos sobresalen en el paisaje costero:

1) La fila de los cerros de Chichiriviche, los cuales forman una mesa de calizas masivas que llegan hasta el mar, con maizales y chozas pobres. Andando hacia el norte la mesa de calizas alargada horizontalmente y sin interrupción, desaparece de repente sin ninguna continuación.

2) La llanura arenosa y salinas, que se encuentra en el interior de la localidad casi a nivel del mar, con poca hierba (apenas suficiente para alimentar a pequeños rebaños de burros, vacas flacas, ovejas y cabras). Más tierra adentro, se observa la multiplicación de los matorrales espinosos mezclados con cactus.

Ubicados en el cerro, abarcando con la vista hacia la llanura de Chichiriviche o recorriendo la misma, el observador puede darse cuenta que ella es de formación cuaternaria y reciente. El canal de Cuare localizado al norte de la meseta de calizas, es un brazo ciego de mar, en el cual actualmente no desemboca ningún río de importancia, constituyendo el remanente de un golfo anteriormente más extenso.

Al observar la línea costera, se entiende el proceso de su desarrollo. Al noroeste de Chichiriviche se extiende una costa arenosa, casi recta, equilibrada y baja, cuya monótona uniformidad vence totalmente al viajero. Hacia el sur, el cuadro es completamente diferente: la emergencia de la formación de caliza dura entre la bahía de Chichiriviche y la de Tucacas, se levanta y se transforma tierra adentro en el sistema montañoso de Matatere (así llamado por el geógrafo Sievers), el cual es un sistema montañoso parecido al Jura suizo en muchos aspectos.

Esta formación aflorante es un elemento importante que resistió fuertemente los procesos morfológicos del equilibrio costero, es decir a la tendencia al desgaste que tienen las costas salientes hacia el mar depositándose el material en bahías. A priori se debe aceptar que las sabanas arenosas con sus extensos pantanos de agua salada (salinas) formaban parte del mar hace poco tiempo.

El acantilado en el norte del cerro de Chichiriviche se reconoce inmediatamente como antigua línea costera, de lo contrario esta forma de erosión no tendría explicación. En un tiempo la Punta de Chichiriviche fue el extremo de un promontorio que se prolongaba ampliamente dentro del mar; la anexión del actual terreno al norte ha cambiado la situación. El material del relleno fue traído principalmente por el río Tocuyo. Sin embargo según se puede comprobar este río cambió desde el Cuaternario, perdiendo fuerza. Probablemente su desembocadura en el mar se dividía en varios brazos deltaicos (sobre esto hablaremos más posteriormente). Hoy día no existe una conexión entre Chichiriviche o Cuare con el Tocuyo mientras que anteriormente probablemente existía.

El proceso de relleno del río Tocuyo fue interrumpido. Esto constituye la razón por la cual el canal de Cuare se preservó como una "bolsa ciega" (se presume que en diferentes lugares es bastante profundo). El relleno de estas aguas al sur de Chichiriviche continúa, sí bien muy lentamente, existiendo formaciones de corales y manglares las cuales facilitan el trabajo de la naturaleza. Los corales actúan de rompeolas, mientras que en las aguas tranquilas se hace posible el crecimiento de los manglares, puesto que hacia el mar abierto esta vegetación no puede resistir.

Los corales aparecen en el extremo sumergido del cerro Chichiriviche y además en línea recta hacia el norte, una corriente marina se mueve a lo largo de la costa. Por lo tanto la larga línea de arrecifes de coral está situada en el límite entre la corriente y las aguas tranquilas. Detrás del arrecife, los animales sedentarios dependen de la corriente que les trae alimentos. En la bahía propiamente dicha aparecen solamente algunas pocas y débiles colonias. Con respecto a los manglares, estos géneros de plantas de las aguas costeras tropicales son fisiológica y morfológicamente interesantes, son los puertos de avanzada de la tierra firme. Por eso son importantes reteniendo y consolidando al mismo tiempo a las algas, barro, arena y ostras, con la ayuda de una red de raíces, las cuales actúan como filtro, así como otras raíces que como zancas se levantan del agua o del barro, para recibir aire.

Con respecto al crecimiento progresivo de los manglares fuera de la costa, los más distanciados de la misma tienden sucesivamente a sofocarse y morir en la arena seca. En la Sabana se encuentran restos de la anterior existencia de manglares, con su ayuda se puede medir el proceso del retroceso del agua.

Dice la gente de Chichiriviche que hasta hace poco los pantanos de manglares que están atrás del pueblo, se encontraban separados de la bahía solamente por una delgada barrera de arena, a través de la cual pasaba el agua en momentos de marea alta. La bahía se lleno más rápidamente cuando una corriente retrógrada y las olas del norte del pueblo (donde se encuentran las primeras palmas) transportaron arenas al interior de la bahía.

La salina probablemente se formó anteriormente en el fondo de la bahía. Esta fluctuación de la costa arenosa es un fenómeno que se puede seguir: detrás de nuestra oficina que se encuentra cerca del mar, cada vez que regresamos del campo ha cambiado la forma y el sitio de la orilla (variaciones de cerca de 5 metros, una vez más, otras menos).

Con respecto a las sabanas se puede decir que este terreno, especialmente en la parte sur, todavía tiene un carácter bastante acuático. En la temporada de lluvia, 4/5 del área están cubiertas de agua salada, de manera que, por ejemplo, con una canoa se puede ir directamente al pueblo desde los pantanos de manglares. Sin embargo, en verano el terreno se seca excepto por unos charcos más o menos grandes. El suelo centellea por los pequeños cristales de sal o se forma hasta una capa blanca de la misma.

En forma figurada se puede decir que la marea de los manglares es algo bastante particular. Por ejemplo, si uno vá por canoa a lo largo del canal de Cuare, en una trayectoria de más o menos 4 Km no se ve una verdadera orilla, solamente hay muy pocos sitios donde se puede desembarcar, y hasta en esos lugares uno tiene que vadear descalzo y através del barro; existen unos pocos desembarcaderos artificiales cortados con machetes.

Dentro de los pantanos de manglares hay muchos canales e islotes y es muy difícil orientarse, y más por el cambio de situación en las diferentes temporadas. La gente de Cuare tiene sus atajos para llegar a Chichiriviche. Bastante peculiar es la imagen de una almena en la cuesta del Cerro de Chichiriviche. Es un matorral tupido y con lianas donde no es fácil llegar a un buen punto. La tierra es completamente plana al pie del espectador, contándose con superficies acuáticas claras, que se ramifican abarcando muchos islotes, siempre acompañadas de manglares de color verde claro o arecido al gris. Ningún árbol o cualquier cosa se pone de relieve; hay planos arenosos claros que frecuentemente no se pueden distinguir del agua, y finalmente todo se pierde en el vaho titilante de las sabanas.

Un área de manglares semejante, más hermosa y encerrada es la que llena la bahía de Tucacas. Yo he visto el área solamente una vez atravesando el cerro, y por ende puedo hablar sobre esto solamente de forma general. De esta región yo pude tener una maravillosa vista desde un maizal en lo alto del cerro donde la selva está talada. Viendo estos "Mil Islotes" se piensa en viejas historias de piratas y la India, las cuales formaban nuestra lectura en la secundaria. Sería una guarida ideal, Pero no divaguemos: La línea exterior de los islotes se reconoce desde lejos como una formación de corales. Otra vez estas funcionan como rompeolas para los manglares que van creciendo atrás.

De los innumerables islotes solamente algunos muestran tierra firme; a menudo solamente son islotes de matorrales. Si uno dirige la vista desde un punto a nivel del mar hacia el pie del cerro, se obtiene una impresión muy confusa y sólo si la iluminación es buena, como ocurre en la mañana o por la tarde, se puede observar que los manglares están arreglados unos tras otros en diversos bastidores. Durante el día, viajando por bote se nota que aquí y allá se abren canales y aparecen islotes. Es probable que raramente se pueda abarcar de una sola ojeada, una región de manglares tan perfectamente distribuidos como ocurre desde el Cerro.

Ahora un poco sobre la desembocadura del Tocuyo. Como se ve en el croquis este río desemboca enteramente sin formar un delta. No se presenta ningún rasgo de este tipo, aunque en la temporada de las lluvias el río arrastra enormes masas de barro y madera. Esto sucede porque el río no tiene mucha fuerza y por la orientación de la corriente marina y el viento, perpendicular a la línea costera. Debido a la corriente marina hacia el noroeste, el barro crea en el mar una zona amarilla turbia que llega hasta San Juan de los Cayos. Igualmente los enormes depósitos de madera se mueven naturalmente en la misma dirección a lo largo de la playa.

Tierra adentro uno encuentra aguas peculiares, los llamados caños. Probablemente son profundos canales acuñados, los cuales no contienen agua corriente, excepto tal vez y muy débilmente en la temporada de las lluvias (dicho sea de paso estas aguas tranquilas y perdidas rebozan de caimanes). Sin duda tales canales han podido formarse solamente por una corriente. Usualmente nadie sabe como se originan estos canales, posiblemente sean antiguos pantanos del Tocuyo.

Inmediatamente al oeste del pueblo empieza la selva densa que hace difícil la observación. Hacia la misma desaparecen discretamente, sin duda estos caños juntos con el Tocuyo, pertenecen a un sistema deltaico en cierto sentido comparable a los caños del Delta del Orinoco. El Caño del Estero nos permite durante la temporada de las lluvias, llegar por canoa a la proximidad del Blanquillo (el almacén de maquinaria de nuestra compañía) a través de las salinas hasta el canal de Cuare, o hasta los manglares de Chichiriviche. La gran salina donde desemboca el Caño del Estero, con nivel de agua medio es probablemente grande pero muy somera.

Hasta la mitad se puede llegar con un barco de remos. A caballo se puede todavía llegar más lejos. Estos planos de agua parecen aislados y sin vida, a pesar de la gran cantidad de garzas, pelícanos y otras aves acuáticas retozando en ellos.

Se puede presumir que en el pasado una parte de las aguas del Tocuyo pasó por el Caño del Estero a esta salina, o más bien hasta la bahía de Cuare. De estos caños existen y han existido más, sin embargo durante mi estadía en la presente área de pantanos estas preguntas se contestaban con dificultad.

En el cerro de La Misión (continuación occidental del Cerro de Guache), se originan muchos arroyos, pero muy poca agua llega al Tocuyo, ya que probablemente se pierde en los caños. De todo esto resulta que hace tiempo el Tocuyo también tenía una desembocadura deltaica, pero hoy día este sistema está muerto. La razón todavía no se conoce. Posiblemente este río tenía más agua en el Cuaternario, porque había más precipitaciones. Esto me parece plausible, o se trata de un cambio del nivel de base de erosión, un hecho que en esta región no se puede descartar”.

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