El comercio electrónico crece cada vez más, pero aún hay personas que no
se animan a tomar el primer paso para realizar compras por internet,
aquí te presentamos algunos de los mitos más comunes del e-commerce que
debes olvidar de una vez por todas
© Proporcionado por Huffington Post
Blaque es una joven estadounidense de 25 años que vive en Virginia y diseña pelucas. Lo que empezó como un hobby
se está convirtiendo poco a poco en negocio, así que decidió dedicarle
un espacio en su piso a esta actividad y se metió en Amazon con la
intención de pedir todo lo necesario para crear una sala de confección
de pelucas.
Llenó la cesta con todo tipo de productos, compró una
mesa... y vio que el portal le ofrecía como sugerencia una silla de
metacrilato transparente.
"Cuando vi la silla, no me lo pensé dos veces", cuenta Blaque al HuffPost. "No miré la descripción ni las opiniones del producto".
Así que añadió la silla, que valía menos de 5 euros, a la cesta, pensando que había encontrado una ganga, y confirmó el envío.
Unos días después, concretamente el 23 de mayo, recibió un paquete bastante grande.
"Aun así, pensé que era una caja demasiado pequeña como para que hubiera una silla dentro", recuerda.
En
un intento por mantener una actitud positiva, Blaque dio por hecho que
la silla venía por piezas y que tendría que montarla. Abrió la caja,
pero no había ninguna silla a la vista.
"Me quedaba una caja
blanca más pequeña e intenté acordarme de qué más había pedido... Creo
que a todos nos pasa eso de pedir algo por internet y que luego se nos
olvide", cuenta al HuffPost EEUU.
"Y esta es la razón por la que SIEMPRE deberíais leer la descripción del producto al comprar en Amazon".
"Acto
seguido, me entró un ataque de risa", recuerda. Su error le pareció tan
gracioso que decidió hacerle una foto a su nueva adquisición y
compartirla en Twitter.
La publicación no tardó en hacerse viral y lleva más de 10.000 me gusta y 4.000 retuits. Además, muchos usuarios se han sentido identificados con Blaque.
"A mí me acaba de pasar lo mismo al comprar una bolsa de té matcha.
Estaba segura de que sería más grande, aunque se supone que DEBERÍA
saber cuánto son 30 gramos".
"Parece ser que no soy la única que hace este tipo de compras",
comenta. "Mucha gente me contestó y me contó que habían comprado la
misma silla u otros objetos en miniatura por error", relata Blaque.
La
joven decidió quedarse la minisilla y la ha puesto en su mesa nueva a
modo de decoración y de recordatorio de su confusión. "Puede que acabe
colocando mis tarjetas de visita en la sillita", bromea.
¿Y qué es lo que ha aprendido gracias a esta experiencia? "Hay que leer las descripciones de los productos siempre", asegura.
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© Proporcionado por Huffington Post
Blaque es una joven estadounidense de 25 años que vive en Virginia y diseña pelucas. Lo que empezó como un hobby
se está convirtiendo poco a poco en negocio, así que decidió dedicarle
un espacio en su piso a esta actividad y se metió en Amazon con la
intención de pedir todo lo necesario para crear una sala de confección
de pelucas.
Llenó la cesta con todo tipo de productos, compró una
mesa... y vio que el portal le ofrecía como sugerencia una silla de
metacrilato transparente.
"Cuando vi la silla, no me lo pensé dos veces", cuenta Blaque al HuffPost. "No miré la descripción ni las opiniones del producto".
Así que añadió la silla, que valía menos de 5 euros, a la cesta, pensando que había encontrado una ganga, y confirmó el envío.
Unos días después, concretamente el 23 de mayo, recibió un paquete bastante grande.
"Aun así, pensé que era una caja demasiado pequeña como para que hubiera una silla dentro", recuerda.
En
un intento por mantener una actitud positiva, Blaque dio por hecho que
la silla venía por piezas y que tendría que montarla. Abrió la caja,
pero no había ninguna silla a la vista.
"Me quedaba una caja
blanca más pequeña e intenté acordarme de qué más había pedido... Creo
que a todos nos pasa eso de pedir algo por internet y que luego se nos
olvide", cuenta al HuffPost EEUU.
Esto fue lo que encontró al abrir la caja blanca:
"Y esta es la razón por la que SIEMPRE deberíais leer la descripción del producto al comprar en Amazon".
"Acto
seguido, me entró un ataque de risa", recuerda. Su error le pareció tan
gracioso que decidió hacerle una foto a su nueva adquisición y
compartirla en Twitter.
La publicación no tardó en hacerse viral y lleva más de 10.000 me gusta y 4.000 retuits. Además, muchos usuarios se han sentido identificados con Blaque.
"Sé lo que es eso... Atención a mi precioso espejo de pie".
"A
mí me acaba de pasar lo mismo al comprar una bolsa de té matcha. Estaba
segura de que sería más grande, aunque se supone que DEBERÍA saber
cuánto son 30 gramos".
"Parece
ser que no soy la única que hace este tipo de compras", comenta. "Mucha
gente me contestó y me contó que habían comprado la misma silla u otros
objetos en miniatura por error", relata Blaque.
La
joven decidió quedarse la minisilla y la ha puesto en su mesa nueva a
modo de decoración y de recordatorio de su confusión. "Puede que acabe
colocando mis tarjetas de visita en la sillita", bromea.
¿Y qué es lo que ha aprendido gracias a esta experiencia? "Hay que leer las descripciones de los productos siempre", asegura.
"Si alguien encuentra una silla como esta en tamaño de persona, por favor, que me lo diga".