8 señales en el niño para acudir al logopeda
Hoy en día es
cada vez más habitual quitar importancia a pequeñas señales de nuestros
hijos cuando están en la etapa de desarrollo del habla y del lenguaje.
Es frecuente pensar que se trata de algo puntual que desaparecerá con el
tiempo, pero, en muchas ocasiones, esta espera puede ser perjudicial
para nuestro hijo. De esto nos advierten nuestros logopedas, quienes nos
señalan que es aconsejable consultar con un especialista cuando vemos
ciertos signos de alarma.
En opinión de Ana Alás Rupérez, especialista en Otorrinolaringología y coordinadora de la Unidad de Logopedia y Foniatría del Hospital Quirónsalud San José, y Lorena Núñez González, otorrinolaringóloga en el mismo centro hospitalario, pasar a la acción en estas cuestiones es importante: "Hay que desterrar afirmaciones como ‘esperar’, ‘ya hablará’ o ‘aún es pequeño, tranquilo’, que se escuchan de forma a habitual en la consulta y que no son correctas en la mayoría de los casos".
Por eso recomiendan a los padres y a las madres que contacten con un especialista en logopedia si los niños muestran dificultades que no son propias de su edad, como:
- No gesticular
- No socializar
- Dificultad de comprensión
- Problemas para expresarse
- No hablar como los demás
Indicios para llevar al niño al logopeda
Para ayudarte a valorar qué señales suponen una
alerta en el desarrollo del lenguaje de los pequeños, te explicamos en
qué consiste cada etapa desde que son unos bebés hasta que cumplen los
seis años, y cuáles son los síntomas a los que debemos estar atentos.
Hasta los seis meses: falta de llanto, sonrisa o balbuceo
Las primeras señales de alarma en un bebé es que
no llore de forma habitual ni emita los típicos balbuceos, ni tampoco
muestre la sonrisa social. Lo normal en esta etapa es que el niño realice distintos llantos cuando necesita comer o dormir, o
porque siente alguna molestia. También es característico que se relaje
con la voz de su madre y sienta interés por los rostros y la sonrisa
social. Además, los bebés suelen empezar con las vocalizaciones y los
balbuceos, y reconocen cuando se le llama por su nombre.
Hasta el primer año: hablar sin consonantes y falta de interacción
Si detectamos que nuestro hijo se expresa solamente mediante vocales y no se involucra en los juegos infantiles, como el cucú-tras, ni responde a los pequeños intercambios verbales que hacemos con él, pueden ser señales de alerta.
Hay que tener en cuenta que, de los 6 a los 12
meses, es cuando habitualmente el niño empieza a anticiparse con gestos a
los juegos orales, repite vocalizaciones como "ma-ma" y "pa-pa", aunque
sin hacer una referencia directa, y comprende cuando le dicen "adiós" y
"hola", entre otras costumbres verbales.
Entre el año y el año y medio: pocas palabras y sin señalar
Si nuestro hijo no dice tres palabras, detectamos
que olvida algunas habilidades orales que había aprendido y tampoco
hace mención de señalar, debemos ser conscientes de que esto no es
habitual en la etapa de los 12 a los 18 meses.
Hay que tener en cuenta que a partir del primer año suelen pronunciar órdenes verbales y emiten tres palabras con una finalidad determinada y
no por mera repetición, como "mamá, papá, agua". También es habitual
que indiquen zonas de su cuerpo y aprendan nuevas palabras.
Hasta los dos años: no nombrar personas
En concreto, de los 18 a los 24 meses es el período más importante en la evolución del lenguaje: "Los niños ya comienzan a manejar unas 25 palabras,
con combinaciones de dos, y se inician en la sintaxis. Son capaces de
seguir una orden simple y reconocen su nombre", nos explican nuestras
especialistas.
En esta etapa no es habitual que no diga nombres ni "mamá",
o que no sea capaz de comprender instrucciones sencillas. A esto hay
que sumar otros signos alarmantes como que no indique partes de su
cuerpo y tampoco las reconozca.
Entre dos y tres años: dificultad al construir frases
El niño vive una explosión lingüística en esta etapa de su vida. Puede formar frases con tres palabras, pregunta "¿qué?" y comprende órdenes verbales más difíciles que en las fases anteriores.
En esta etapa, las señales de alarma son que nuestro hijo no comprenda las instrucciones verbales de dos pasos y que no utilice frases de dos palabras.
Hasta los cuatro años: resultar incomprensible a otras personas
A estas edades, los niños ya tienen más vocabulario,
formulan frases extensas con cuatro palabras, preguntan "¿por qué?",
entienden órdenes verbales todavía más complicadas y se comprende lo que
hablan.
En este período, tenemos que plantearnos acudir a un profesional si nuestro hijo no entiende las órdenes de tres pasos, no utiliza frases con tres palabras, no amplía su vocabulario o, también, si otras personas no comprenden lo que dice.
Entre cinco y seis años: incapacidad para contar una experiencia
En este periodo los niños se sienten más seguros y
están deseando expresarse, relatan sus propias vivencias, forman frases
con mayor complejidad y se les comprende cuando hablan. También
observamos que ellos nos entienden cuando les hablamos y usan una
elaborada construcción del lenguaje.
Aquí se consideran signos de alarma que el niño no nos entienda, sea incapaz de contar sus historias y no use frases de cuatro palabras.
Hasta los seis años: falta de comprensión y expresión
Además de entender lo que se habla con él, con cinco y seis años
un niño con correcto desarrollo del lenguaje ya utiliza oraciones más
difíciles y explica tanto sus experiencias como otras historias fáciles
con claridad y una construcción y vocalización entendible para todos.
En esta fase, tenemos que acudir a nuestro profesional si detectamos que el niño no comprende lo que se habla con él, ni usa frases y tampoco relata con claridad sus experiencias y nadie entiende lo que dice.
La importancia del diagnóstico en logopedia
Los niños empiezan su desarrollo desde recién nacidos y conservan esta plasticidad en el desarrollo del lenguaje hasta los seis años.
"La adquisición del lenguaje es un continuo encadenado; por tanto, si
se ocasiona un retraso en algún momento del crecimiento y no se actúa,
el resto de los procesos se verán inevitablemente alterados", nos
indican nuestras especialistas en Logopedia.
Por todos esos motivos, si creemos que nuestro
hijo presenta alguno de los problemas indicados anteriormente, es muy
importante contactar con un logopeda para que no repercuta en otros
aspectos, como el desarrollo del lenguaje, en su forma de socializarse o
a nivel emocional.
Así, nuestras logopedas coinciden en que "visitar el logopeda a tiempo resulta crucial, pues aporta mejores pronósticos a los niños que si, por el contrario, se espera". Además, matizan que "a medida que los niños van creciendo, las dificultades a las que se enfrentan son cada vez mayores, no solo en lo referente a la comunicación, sino también a la socialización, el desarrollo emocional y el aprendizaje escolar".